martes, 3 de noviembre de 2009

LA GLOBALIZACIÓN Y LAS MARCAS


UNA NUEVA FE


Con el fenómeno de la globalización se han traspasado las antiguas fronteras en las que circulaba la información. Jamás se ha tenido tanto acceso a la información (o desinformación) por parte de los individuos como en la actualidad. El antiguo monopolio de la información ostentado por los Estados ha desaparecido. Con esto tampoco quiero decir, que no haya cierto tipo de información clasificada que no compartan los dirigentes de los Estados modernos con los ciudadanos, ni que toda la información de la que se dispone ahora sea totalmente veraz. A la idea que quiero llegar es que la circulación de información se ha disparado y escapa al control gubernamental gracias a las nuevas tecnologías como Internet, a excepción de algunos países que viven bajo un régimen dictatorial como puedan ser China o Cuba.


Esto puede verse como una espada de doble filo, por un lado, estaría la posibilidad de mantener o establecer un poderoso intercambio cultural que estos nuevos medios posibilitan. Por otro, se puede usar como una nueva plataforma de control social mediante una continua desinformación de la población o como medio utilizado para marcar pautas de consumo.

Gracias al fenómeno de la globalización y al capitalismo consumista ha surgido una cultura del consumo de dimensiones mundiales. Esta cultura del consumo tiene todas las características de una nueva religión. Esta es la religión de las marcas. Es esta una religión politeísta donde los dioses son las innumerables marcas que existen. Ser fiel a uno de estos dioses puede otorgar al seguidor distintos niveles de estatus y se demuestra portando el logo de la marca en cuestión.


Mediante la televisión, internet y carteles publicitarios, estos nuevos dioses, se las ingenian para propagar su fe. Existe una ardua lucha entre las distintas marcas para conseguir nuevos fieles, y el terreno de batalla es el mundo de la publicidad. Los publicistas y los modelos/actores hacen el trabajo de profetas. Es un mundo en el que la elección de uno de estos dioses sería una ardua tarea si no fuese por el constante bombardeo de información al que los individuos se ven sometidos, la publicidad invade todo los ámbitos de la vida humana.


Los templos de esta religión a las marcas son los grandes centros comerciales, estos son las catedrales al servicio del capitalismo consumista. Lo más gracioso es que estas nuevas religiones no venden una vida eterna tras la muerte, sino que lo que nos están vendiendo es la felicidad en la Tierra. El proceso es sencillo, nos hacen desear objetos o servicios que no necesitamos hasta cierto punto que se convierten en una nueva necesidad. El problema estriba en que cuando conseguimos obtener el deseo en cuestión nunca nos hace tan feliz como esperábamos, desgraciadamente las expectativas generadas y la realidad nunca van de la mano.

2 comentarios:

  1. Anónimo11:05 p. m.

    hola!!!
    me parecen muy buenas las metáforas que utilizas en tu escrito pero siento que le hacen falta mas datos, informacion y algunas pruebas o ejemplos para darle bases solidas y credibilidad...
    Gracias.
    Lorena

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  2. Gracias a tí,siento no haber contestado antes...la verdad sea dicha,no te falta razón,pero el post es un simple ensayo reflexivo.No trato de demostrar nada,aún así,si quieres fuentes busca por la red "¿Qué hay de malo en la felicidad" de Zygmunt Bauman.

    En cuanto a las pruebas que me pides,creo que hay ciertas cosas que no se pueden probar empíricamente ya que no hay datos recogidos sobre ello.Pero si que es algo que se puede percibir en la vida del día a día.

    Lo dicho,agradezco mucho tu comentario,porque por lo menos sé que alguien ha leído lo que he escrito.

    Un saludo,
    B.

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